lunes, 12 de febrero de 2007

Maj Sjöwall

REEDICIÓN DE UN CLÁSICO DEL GÉNERO NEGRO

El 'padre' de Wallander
• La escritora Maj Sjöwall, creadora junto con su marido del personaje de Martin Beck, fue pionera de la novela policiaca


Maj Sjöwall.
ELENA HEVIA
BARCELONA
No es muy común el caso de matrimonios tan bien avenidos que lleven su unión hasta la literatura. A cuatro manos escribieron los suecos Maj Sjöwall y Per Wahlöö una decena de novelas negras que abrieron el camino a la renovación del género en Europa.
Eran los revoltosos 60 y sus historias, muy comprometidas y críticas. Su protagonista, Martin Beck, un policía antihéroe no muy afortunado en el terreno sentimental, parece tener mucho en común con el Wallander de Henning Mankell, aunque la escritora, viuda de Wahlöö desde 1975 y hoy convertida en una vieja dama indignada con el mundo que le ha tocado vivir, solo admita esa única comparación. Abomina del género como se escribe hoy: "Estoy algo harta de la novela negra. Siempre es lo mismo y la mayoría de pésima calidad".
La autora participó ayer en el encuentro Bcnegra y RBA aprovecha la circunstancia para recuperar la edición de la serie completa del policía que se inicia con Roseanna, considerada la obra maestra del tándem. La gran sorpresa es su revelación de que en el paraíso sueco de hace 40 años también había manzanas podridas: "Como en toda Europa occidental en esa época, la vida en Suecia se hizo cada vez más difícil. La política se separó del pueblo y la violencia cotidiana se exacerbó. Describir la sociedad que nos rodeaba. De eso queríamos hablar".
El éxito de Sjöwall & Wahlöö traspasó fronteras y Hollywood llegó a adaptar una de sus novelas, El detective sonriente, que aquí se estrenó con el título de San Francisco, ciudad desnuda, con Walter Matthau. La autora despacha su opinión con un agrio: "No entendí nada. Y además se atrevieron a convertir Estocolmo en San Francisco..."

Plus de humanidad
La edición de Roseanna viene acompañada de un elogioso prólogo de Mankell en el que recuerda haber leído varias novelas de Wahlöö en solitario: "No sé lo que significó el hecho de que Sjöwall se convirtiera en su colaboradora". La propia autora aventura: "Mi marido era muy pesimista. Yo aporté cierta humanidad al conjunto". Y rememora cómo ambos, padres de dos hijos, respetaban por la noche el sueño del otro si, caso necesario, los pequeños los reclamaban y por la mañana tocaba escribir. "Teníamos las mismas ideas --ambos eran comunistas-- y el mismo sentido del humor", dice con seriedad.
Tras la muerte del marido, a los 49 años, las peripecias de Martin Beck se clausuraron. "Seguí escribiendo y traduciendo, pero no podía continuar sola estas novelas porque era un proyecto de ambos. Fue una pérdida muy grande, mis hijos eran muy pequeños y yo quería estar disponible".

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