domingo, 4 de marzo de 2007

La Odisea En La Odisea

Domingo 4 de marzo de 2007

MIGUEL CASTILLO DIDIER.Nueva obra sobre escritor griego:
La Odisea en la Odisea

Grinor Rojo


El escritor chileno y erudito del helenismo presenta este libro sobre el poema del griego Nikos Kazantzakis, que relata la vida de Ulises después de su regreso a Itaca, su necesidad de aventura y su nuevo abandono del hogar.

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GRINOR ROJO

Que en Chile, donde según una encuesta reciente la inmensa mayoría de la población no lee ni un solo libro al año y donde el trabajo de o con la literatura coquetea a menudo con la farandulización más descarada, haya un neohelenista de los pergaminos de Miguel Castillo Didier no deja de ser paradójico. Es el gran traductor a la lengua española de lo mejor de esa literatura: traductor de Constantino Kavafis, Giorgos Seferis, Yanis Ritsos, de Odiseo Elytis y, también, desde luego, de Nikos Kazantzakis. No sólo eso. Además de su imponente "Un milenio de poesía griega" (2004), a lo largo de los años, sin ninguna bulla, Castillo Didier ha venido publicando una serie de trabajos de investigación dedicados a los autores de la nueva Grecia, trabajos que hoy y en cualquier sitio forman parte de la bibliografía referencial obligada sobre esa literatura de la que sus compatriotas poco y nada sabemos.

Odisea moderna

He escrito lo anterior para saludar el nuevo libro de Castillo Didier: "La Odisea en la Odisea. Estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis". El poema de Kazantzakis es, como algunos saben, uno de los monumentos mayores de la literatura del siglo XX, compartiendo con el "Ulises" de Joyce el privilegio de ser uno de los dos textos cumbres entre los muchos escritos a partir de la obra de Homero durante la centuria que hace poco se nos fue. Kazantzakis, que lo consideraba como lo más valioso que hizo nunca, lo escribió y lo reescribió, según nos informa Castillo Didier, durante más de veinte años. Publicó una primera versión en 1924 y la definitiva en 1938, compuesta esa última "de 33.333 versos [Don Eleazar Huerta hubiese especulado de inmediato acerca de 'la magia del tres'] decaheptasílabos sin rima, impresos in folio, en ochocientas y tantas páginas en un volumen bastante difícil de levantar" (D. Nikolareizis).

Contiene ese volumen la contracara de la Odisea homérica. Si aquél es el poema del regreso a la casa, hasta el punto de que en la cultura de Occidente a la isla de Ulises se la suele confundir "con los sentimientos de la nostalgia, del amor a la tierra y al hogar, de la voluntad y la esperanza de volver al terruño", el de Kazantzakis es el del hastío de todo eso y de su abandono en pos de un peregrinaje esta vez "sin recompensa y sin esperanza". Ulises ha vuelto a Itaca, a un mal reencuentro con su familia y su pueblo, y decide echarse de nuevo a la mar. Inicia de este modo la serie de viajes descomunales que C. García Gual describe como los de "un Ulises inquieto, revolucionario, que rapta a Helena...; pasa por Esparta, Creta y Egipto; funda una sociedad igualitaria en África; se encuentra con figuras de hondo simbolismo y termina solitario, muriendo en los hielos del Antártico". Al cabo, como no han trepidado en señalarlo comentaristas múltiples, de Eliot a Auden y de Colin Wilson a Martín Centeno, el Ulises de Kazantzakis puede leerse bien como "aquel que podría acompañarlo en su travesía para encontrarles un sentido a la existencia y al mundo".

No tengo que decir que Miguel Castillo Didier no ha querido ofrecer en su propio libro una interpretación totalizadora y acabada de la gran obra de Nikos Kazantzakis. Se contenta el erudito chileno con seguirles la pista de unos cuantos personajes y temas homéricos, para ver qué ha hecho Kazantzakis con ellos: "Laertes, Penélope, Nausicaa, Circe, Helena y el perro Argos. Cuatro ensayos se dedican a Itaca, la Catábasis, Caronte y sus metamorfosis y el paso del tiempo en la Odisea". Mis preferencias van del lado de aquellos trabajos que hablan acerca de Itaca, la isla que Ulises abandona en realidad pero recobra obsesivamente en el recuerdo, el que se ocupa del perro Argos, "de fidelidad milenaria", y, por supuesto, el que habla de la bella Helena, quien como el propio Ulises se ahoga en "la chatura del hogar", anhelante de "aventura" y a la que el héroe no puede abstenerse de raptar por segunda vez. Pero Helena es irretenible, como bien lo sabemos todos los hombres, y Ulises la pierde, como antes la perdieran Menelao y Paris: "Ya vagas lejos en mi mente y te vas desvaneciendo, ¡oh, Odiseo!... En el cristal que tú me regalaste para saber mi destino,/ veo erguirse a mi diestra un bárbaro de barba blonda/ en nuestra tienda roja, y sostener a mi hijo./ Veo nueva tierra y mar ¡y tú, Ulises, has desaparecido!".

http://diario.elmercurio.com/2007/03/04/artes_y_letras/literatura/noticias/D6EC149F-F159-434B-8C41-E0B6AB696CD5.htm

1 comentario:

Anónimo dijo...

HACE SIGLOS SE PROCLAMABA…, como Sacramento y bajo “pena de excomunión y muerte” que: Dios y el Rey eran perfectos y Divinos!.
… Como cabezas del Reino el “uno”
…, y de la Iglesia el “otro”.

… Después, separaron a la Iglesia
(que seguía mangoneando, excomulgando y matando “bajo cuerda”)…, y defendiendo a “capa y espada” y hoguera sus intereses, canonjías y riquezas

… y se dijo: “que solo Dios era perfecto (el que ellos representaban y explotaban)…, con los diezmos.

… Hoy día se evalúa al productor (Creador), por la calidad del producto (nosotros)…, que no puede ser más vergonzosa y desastrosa!..., pura miseria!.

… Y la pregunta que hay sobre el tapete,
no es ya, si “Dios” o la Iglesia es bueno o buena
…, sino que tan malos podrían…, o son ambos!.

… Ya que sabemos a ciencia cierta,
que los partidos políticos son una cueva de lagartos
(sin excepción alguna)…, pero aun falta saber del “otro” fetiche,

…, ya que lo tienen escondido tras densas y secretas tinieblas!..., allá donde el Sol no alumbra…
Alfonso Játiva Gómez